miércoles, 21 de abril de 2010

Veda e ingenuidad - 21 ABR 10

Por un rato no tendrá usted que oír discursos plenos de pobreza intelectual, de autorretratos narcisistas, y la característica imposibilidad de articular la actividad cerebral con los reflejos musculares de la lengua, como si de pronto quisieran imitar a Fox.

Se acabaron los carteles, los spots, los desplegados o las entrevistas eufóricas y sentimentales expresando (apenas conteniendo las lágrimas) el apoyo de los propios seguidores que son tan buenos y son tantos que ablandan el corazón del más pintado, oiga.

Por otra parte, no puede desaparece nuestra perversa adicción a sospechar de la corrupción que nos agobia a los mexicanos y que se acaba en cuanto cruzamos la frontera, como sostiene el informe del Instituto Woodrow Wilson sobre el narco en México y en EU, donde, según tal informe, hasta al narco se le acaba lo naco y se vuelve un buen ciudadano: taxpayer, quietecito, obediente, políticamente correcto; mientras que aquí ‘le vale’ si las consecuencias de su violencia encapuchada ataca hasta a los hijos de algún candidato electoral, por la ‘razón’ que usted guste, o embarran al contrario con la sospecha panfletaria y nunca gratuita.

La única sospecha que queda sedimentada después de todo esto es la estupidez a la que pueden llegar los ‘operadores’ cuando quieren 'ayudar' a unos o a otros de los candidatos, montando los escenarios idiotas menos viables; porque lo único que pueden manejar es el terrorismo directo, el golpe, la tortura y el asesinato, desde una llamadita telefónica hasta la nota policiaca nuestra de cada día. Nada sutil, todo burdo y cínico, como ha sido la característica de la corrupción en México desde hace decenas de años: la ostentación del poder, su abuso subsecuente y la mentira insostenible en boca de funcionarios sardónicos, cardenales ignorantes y bocones, banqueros compungidos y fraudifílicos...

Si hay algo que puede ser inteligente en Los Pinos y que obligue a la ingenuidad de Calderón a pasar a la ingenuidad de Joaquín Sabina con una sola comida, sería que Calderón en secreto pensara que siguiendo las reglas del juego que EU impone, con su dinero y su capacidad de contrabando de armas, sea llevado por vía de su propia presión social nacional, a través de la prensa estadounidense (cosa que ya empieza en algunos periódicos de allá), a denunciar al elegante y civilizado narco gringo y sus operativos de dinero y armas para mantener la violencia salvaje funcionando en México y obligar a su gobierno a controlar la vida civilizada en el salvaje país del sur sin armas ni muertos.

Pensándolo bien... Si nuestro señor presidente Woodrow Wilson pudo intervenir en México, primero para imponer al brillante militar alcohólico Victoriano Huerta que resultó asesino, y luego lo obligó a dimitir a favor de Carranza, ¿por qué no van a poder ahora intervenir para poner en paz a los narquitos de acá y ya peinaditos y con corbata anotarlos a todos en Forbes?
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