lunes, 14 de junio de 2010

Pasión amorosa y 'pasión política' - 14 JUN 10

Algo me dice en el fondo que hablar de política electoral es inútil; que el llamado a la reflexión y al uso de la razón como instrumento de decisión personal para elegir por quién votar es tan equívoco como pensar que la razón pudiera servir para elegir a quién amar. Que la razón es tan irrelevante para la elección política, como para la elección de objeto sexual.

Por ejemplo, en la relación amorosa la pasión (erótica en lo sexual y agresiva en los celos) es manifiesta y explícita, mientras que los intereses de poder de los participantes en la relación amorosa son ocultos y no son reconocidos por las partes. Se declara abiertamente que se ama o se odia, pero se mantienen en secreto los intereses de poder (ya sea poder de género, social, económico o poder de cualquier índole) debajo de la agresión.

Curiosamente, esa ocultación del registro del poder en la relación amorosa es siempre la principal causa implícita de la separación de pareja y yace bajo los argumentos de separación explícitamente pasionales (como hasta los abogados lo saben en cada divorcio). La pasión es real, pero se usa como fachada del conflicto aparente, donde el poder es el agente real del conflicto.

Mientras tanto, en la relación política (electoral) sucede exactamente lo contrario: lo explícito es el interés personal por el poder y es incluso el argumento principal por el que se define la preferencia electoral. Se puede decir: “yo voto por fulano porque es mejor para la gente” o incluso “porque a mí me conviene más” y todos estamos de acuerdo en las tesis que justifican el interés propio por tal poder político y sus consecuencias socioeconómicas. Mientras tanto, la pasión (sea agresiva o afín) se mantiene oculta; y cuando llega a hacerse evidente, se niega rotundamente.

En realidad, la ‘pasión política’ es el verdadero determinante del resultado de la lucha electoral; no el debate de las ideas; no las propuestas racionales de gobierno; no los argumentos de la razón social o de la reflexión filosófica. Eso solo les sirve a los políticos de café.

En la “política real” se dice que lo importante es ganar el poder a como dé lugar (no andar ofertando principios o palabras que “no sirven para nada”) y los afiliados cumplen con la consigna a pie juntillas.

De este modo, se hace cada vez más evidente la pasión empática por el candidato propio, así como la pasión antipática por el candidato contrario; donde todas las partes actúan ignorando (a sabiendas o no) las razones y los hechos.

Todo mundo se sujeta obsesivamente a su preferencia política, del mismo modo que los enamorados se abrazan a su objeto sexual (“sin ti, esto no es vida”).

De todo esto, tanto en el amor como en la política, nadie se da cuenta; o se hace...

Pensándolo bien... Pero no se preocupe usted, nada es eterno: todos recobrarán el juicio cuando pase esta “luna de hiel” por la “pasión política” electoral y empiece a funcionar la “luna de miel” de la política del poder (y la justa repartición de sus chambas).

http://jperezrobles.spaces.live.com; PB100613PasionElect.docx ;18:10;2604Car.

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