No creemos que la gente se trague la rueda de molino de las promesas de campaña: si fueron inteligentes para votar así como votaron, entonces no son tan tontos. La gente más bien teme que el caldo de “cambio” de política que consiguieron resulte más caro que las albóndigas de la administración; exactamente como sucedió con Fox de manera patética hasta la ignorancia voluntariosa de la realidad, y todavía falta ver cómo termina el segundo sexenio nacional de lo que Catón llama “la docena trágica”.
Mi especulación personal parte de que Malova ha aprendido con el tiempo a no irse de bruces, copiando al carbón a los modelos que le hayan ayudado a aprender política a catorrazos por el camino; y que la integración de su gabinete caminará por la lógica elemental.
Como nos gusta que nos entreguen todo ya masticado, solo diré que la gente sabe de las habilidades de mando del gobernador y lo que menos les preocupa es su administración: en todo caso, que se preocupen los administradores.
Lo que le preocupa a Malova (o debería) es cómo conseguirse un espacio libre para la política original que sabe que le fue encargada por los electores y más que eso (que suena como a demagogia) sabe que no tiene otra manera de ejercer la política que no sea personalmente; o sea, irla construyendo en el camino; en el lenguaje beisbolero (no sé por qué lo uso aquí) sería “según vaya el score”.
Para eso necesita un gabinete con personas suficientemente confiables para él, que redunden en tener tiempo y espacio amplio, el necesario para maniobrar políticamente con éxito.
Y no solo “políticamente” en el sentido peyorativo, como en las grillas o sometimientos al poder, sino en el alto sentido de la política como el complejo arte de conseguir que las cosas se hagan a favor de la mayoría al mismo tiempo que a favor del desarrollo del Estado (ingenuidades aparte).
Los nombres que a estas alturas usted exige, ya están ahí desde hace rato, pero fundamentalmente: Armando Villarreal a Finanzas y Carlos Balderrama a Desarrollo Económico, son elementos ineludibles para Malova; el operador Gerardo Vargas, no tengo la menor idea dónde iría, pero irá; y del lado amable, María Luisa Miranda a Educación y Cultura, prácticamente por gravedad.
El resto es negociable políticamente y controlable administrativamente. No sin riesgos, no sin costos, pero se puede.
Las presiones pueden ser de múltiple frecuencia y diferente intensidad, pero el principio de gobierno de Malova, o es cautelosamente personal, o no lo será nunca.
Mas si usted cree que especular sobre 2011 aquí termina...
Piénsele...
http://jperezrobles.wordpress.com/blog; Pien101209Especular2011.docx; 10:39; 2272Car.
viernes, 10 de diciembre de 2010
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