miércoles, 25 de agosto de 2010

Las mentiras - 25 AGO 10

En el Foro Cultural Chapultepec se ha estrenado El gesticulador, “pieza para demagogos”, de Rodolfo Usigli, escrita en 1938.

Es una farsa truculenta, castigada por casualidades simplonas y simetrías excesivas. No importa. Para Usigli -como, para Octavio Paz o José Revueltas- lo relevante era criticar la propensión a institucionalizar la mentira que la revolución había atizado.

Es el nuestro un país en el que basta con proclamarse político para serlo, o intelectual, o médico u obispo [o cardenal].

Un país de gesticuladores en el que un simulacro pactado, por desidia o por conveniencia, conviene a las partes interesadas: un teatro colectivo en el que “la verdad” se encuentra, siempre, entre comillas.

“Donde quiera en México”, dice el gesticulador, “encuentras impostores, impersonadores, simuladores; asesinos disfrazados de héroes, burgueses disfrazados de líderes, ladrones disfrazados de sabios, caciques disfrazados de demócratas, charlatanes disfrazados de licenciados, demagogos disfrazados de hombres…”.

El párrafo de Usigli conserva desde luego, 70 años después, toda su frescura. [Guillermo Sheridan, El Universal, 2010-08-24]

Esa fue la primera mentira, la que nos mintieron los revolucionarios cuando se bajaron del caballo para montarse en sus Cadillacs y Mercedes de lujo.

Sin embargo, la segunda mentira es la que hoy corroe las entrañas del sistema, con todo y sus ‘políticos del cambio’, en cuanto se bajaron repentinamente de su vieja conciencia de oposición, para subirse a las Hummers y las Escalade de súperlujo, y desde ahí decirnos que ya todo estaba resuelto.

Sin embargo, la mentira, que nos dijeron muerta a los 70 años, cumple 80 en este Centenario; y le seguimos teniendo fe a la segunda, que apenas cumple 10 años y ya es adulta en el arte de mentir: La pobreza sigue en aumento, la riqueza de la nación está abatida y la que queda pegada a la tierra es saqueada por la globalización y unos cuantos ricos aborígenes; mientras tanto, nos dicen a diario que todos estamos educados en internet, que no hay NINIs, que hoy producimos más, que pagamos menos impuestos, que tenemos más salud y que el nivel de educación e inteligencia de quienes nos gobiernan es mejor que la de su eminencia, un Cardenal senil y soez, mártir de la persecución religiosa, igual que el padre Maciel.

La verdad de toda esa mentira, es que sigue mintiendo; y por miedo a perder la mentira, seguimos creyendo en cualquier gesticulador (o demagogo) que la mantenga viva. Exacto, somos adictos a la mentira.

Pensándolo bien... Ya sea del verdadero gesticulador de Usigli, o sea de cualquier demagogo que nos gobierne.
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