lunes, 10 de mayo de 2010

El discurso - PM - 10 May 10

Los registros están hechos y de hecho todo está consumado.

Si observamos el discurso electoral de campaña de los dos contendientes al gobierno, nos daremos cuenta que por una cosa o la otra ninguno ofrece nada que no pueda cumplir; pero tampoco ofrece nada de lo que sí pueda cumplir.

Ambos son sumamente cautelosos con el habla, son ‘hombres de hechos y no palabras': son empresarios.

Con orgullo manifiesto, ambos se aferran a los dichos populares, el argot deportivo o cualquier discurso que hable mal del discurso, que no construya un discurso, de hecho destruyen su propio discurso, considerándolo demagógico hasta para ser honesto.

Para ninguna de las dos opciones hay discurso que valga, para ambos candidatos lo que importa son ‘los resultados’; pero se cuidan mucho de nunca aclarar que los resultados pueden ser igualmente buenos resultados o malos resultados.

También hacen hincapié en el cambio, 'porque la vida cambia', pero en ningún momento se aclara que lo que se quiere es el cambio de partido en el ejecutivo del estado y así se confunde con el simple cambio de las licitaciones de los contratos del gobierno a los empresarios y proveedores.

Nada que realmente le interese al pueblo pobre, a ‘la gente’.

Y cuando le hablan a la gente le dicen que la campaña electoral es para ayudarla, la gente no escucha porque no ha visto tal ayuda por ningún lado desde hace decenas de años; y si por alguna razón se meten a explicarlo, se les hace bolas el engrudo.

¿Por qué? Porque no existe el discurso, porque para que haya discurso se necesitaría conocimiento, cultura, sabiduría, conciencia del momento histórico, capacidad de articulación de las ideas, de concepción de la visión del entorno real, del futuro posible, de la necesidad de la sociedad en su conjunto... y otros sueños guajiros ahora fallecidos, levantados, ejecutados o en arresto domiciliario... y eso deja a esta elección en Sinaloa sin discurso, porque el discurso se ve como un estorbo al progreso del estado, como dice el Evangelio según Pedro Huaracha: con todo respeto, la fuerza de la razón no sirve de nada frente a la fuerza dinero.

Pensándolo bien... Pues lo que está claro aquí es que usted solo tiene de dos sopas: o votar por ‘los resultados’ o votar por ‘el cambio’; pero eso sí; olvídese de votar por ‘el discurso’, porque puede que le anulen el voto.
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