El presidente Calderón dijo en los Diálogos por la Seguridad que es un estorbo la exigencia de los jueces de estar presentes cuando un presunto criminal realiza una confesión. (O sea) Se privilegia la posibilidad de meter a un culpable a la cárcel, por encima de prevenir que un inocente sea encarcelado con una confesión arrancada por medio de torturas.
Similar criterio aplica el gobierno Federal cuando limita el derecho de los ciudadanos a la transparencia so pretexto de cuidar la secrecía de las investigaciones judiciales. Se priva a los familiares de personas detenidas de consultar las razones por las cuales sus seres queridos fueron apresados.
La urgencia por dar resultados es mala consejera. Instrumentos que deberían ser excepcionales, como el arraigo, son cada vez más frecuentes. De 2007 a 2008, creció en 700% el uso de esta figura jurídica muy cuestionada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Nunca es demasiado tarde para rectificar, para coincidir la ética con la fuerza, la acción social con la acción armada, el debido proceso judicial con el encarcelamiento de delincuentes. Pero primero los funcionarios federales deben romper uno de sus más grandes dogmas: confundir la crítica con la traición.
“Debatamos, pero de antemano les digo: no estoy de acuerdo”, fue, palabras más, palabras menos, lo dicho por el presidente Calderón cuando se le planteó legalizar las drogas en México. Así no se puede. Para pedir la unión de todos hay que saber escuchar. [El Universal, 2010-09-22]
La crítica de El Universal a la política y los métodos del gobierno en materia de Seguridad y sus fallas consecuentes, representa la percepción generalizada de la población.
Usted puede decir que toda crítica tiene un fondo político que la anima o un interés por el poder que las financia, y tiene razón.
En EU los Demócratas vencieron a los Republicanos basados en la crítica fundamental a las fallas de lo militar en la guerra nunca justificada por Bush, así como la negligencia catastrófica de las finanzas con efectos mundiales que todavía sentimos todos; la crítica insistente del New York Times estuvo a la cabeza. ¿Tenía intereses políticos? Sí. Al final se declararon a favor de la candidatura de Obama. ¿Tenían intereses en las finanzas? Sí, Time-Warner es el consorcio de información más grande del mundo.
Querer una política libre de intereses financieros es lo mismo que querer una empresa libre de intereses políticos. Y creer que eso puede ser posible en una sociedad de libre mercado es mentirse a sí mismos.
Pensándolo bien... Es como creer que a la cúpula de la Iglesia no le interesa el dinero de “sus amigos los Legionarios”...
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jueves, 23 de septiembre de 2010
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