domingo, 21 de marzo de 2010

Bullying - 20 MZO 10

Llámese bullying, violencia intrafamiliar, acoso o abuso, todo pertenece al universo de la rabia violencia noi reconocida, negada o mal administrada.

Y la mala conciencia, la negación o la mala administración de la ira caen en el mismo caso que la mala administración de los afectos amorosos o eróticos. Osea, caen en el desastre.

La violencia, dentro y fuera de casa, en la niñez, la adolescencia o la adultez, es una forma de devolución, de retorno de lo reprimido, es una explosión de nuestro mundo salvaje interno y desconocido, pero que no por ignorado deja de ser nuestro y de nadie más.

Como en todos los casos de nuestras fobias o discriminaciones, de nuestras filias o adicciones, la violencia en la escuela o en la familia es el producto de una interpretación directa y sin elaborar de lo que nosotros vimos o creímos ver en nuestros padres y lo consideramos lo justo, lo apropiado o la única estrategia de supervivencia posible.

La violencia justificada es la más perniciosa de todas porque el violento no sabe hasta dónde llega esa justificación, no conoce límites. Algunas veces, la vista de la sangre del otro por mis heridas o la pérdida del conocimiento o el desmayo por el knock out de mis golpes puede hacer que me detenga asustado y ese sería mi límite. Algunas veces solo la muerte del otro me detiene. Y luego pensaré en el colmo de la justificación que “Ése no era yo”.

El abuso escolar está lleno de estas pruebas y errores que se cometen contra otros para asegurar mi supremacía que garantiza mi seguridad tan ausente de mi alma porque nunca pude estar seguro de que mis padres me amaron y transfiero del amor al odio el sentimiento al cruzar el umbral del patio de la escuela y ahí alguien me la tiene qué pagar.

La falta de amor paterno no está en el amor que mis padres sienten o no sienten por mí: está en la carencia de amor que yo siento, independientemente del amor real de mi madre primero y mi padre después. Ellos no fallan en amar, solo fallan en transmitir la seguridad de ese amor pase lo que pase al hijo.

Y con eso es suficiente para fabricar al ‘bully’ o abusivo que en la escuela nadie aguanta y todos temen. A veces hasta los maestros.

Por eso uno de mis hijos sí y otro no ‘me salió’ abusivo. Por eso nunca logro saber ‘en que fallé’. Por eso no entiendo por qué mi hijo puede ser violento.
Otras veces sí se sabe por qué, ya que la violencia intrafamiliar fue evidente durante en el crecimiento.

Los mecanismos primitivos humanos todos están ahí adentro, pero necesitan de estímulos en el entorno que los echen a andar, si no, nos moriremos con ellos adentro, sin violentar ni violar a nadie.

Y entre los mecanismos de liberación innatos del instinto agresivo y violento, está crecer atestiguando la violencia de otros entre sí o contra mí. Elo resto es crear escenarios parecidos en la escuela, en la calle, en el antro, en el narco. Y tan, tan.

El abuso es simple, es terrible, es triste.

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