El Papa Benedicto XVI no descansará hasta borrar de los anales de la iglesia el pasaje de Marcial Maciel y todo lo que esté relacionado con él; y si ha de incluir para ello a los Legionarios de Cristo, todo parece indicar que lo hará.
Ha sido algo que él había detectado como insostenible; no solo pecaminoso, si fuera eso tendría que ser perdonado por la iglesia en nombre de Cristo y ya, como todos los pecados de cualquier ser humano capaz de arrepentirse en vida o cuando muera; sino como una mancha perversa que perturba hasta el hueso del canon católico romano.
No cualquiera puede ser líder de una organización religiosa, como un monasterio, como la curia, como un obispado, como los grupos de apoyo económico o social de la iglesia. Para Ratzinger, tiene que ser alguien que sea como San Pablo, a quien respeta notablemente en sus admoniciones inspiradas en las epístolas paulinas.
Pero no solo eso, que sería más que suficiente; desde antes de ser el Papa Benedicto XVI, cuando el teólogo Ratzinger era el segundo de a bordo del Papa Juan Pablo II, nunca estuvo de acuerdo con defender o proteger a Maciel contra las denuncias y demandas a las que se vio sujeto en vida por su aberrante adicción pederasta (y para otros, por su obvia megalomanía de poder en paroxismo), pero se disciplinó al ‘consenso’ Vaticano.
Eso terminó en el momento que asumió ser el Vicario de Cristo en la Tierra y el símil de San Pedro y San Pablo.
Su teología es ortodoxa, y ni la teología de la liberación y mucho menos la teología crítica de Hans Küng quien fue su compañero de estudios y luego su rival académico, fueron permitidas en las universidades y seminarios católicos del mundo cuando Ratzinger era un funcionario del Vaticano.
Ahora el mismo Küng, luego de atender a una graciosa invitación de Benedicto XVI, dijo que probablemente el Papa logre la verdadera renovación de la Iglesia, después de su dogmatismo como cardenal.
Y si en algo ha sido congruente Benedicto XVI, a pesar de la parsimonia a la que obliga el enorme poder económico de Legionarios de Cristo, es que las investigaciones y pruebas sobre la improcedencia de Maciel continuarán hasta que todo lo que representó en la iglesia desaparezca.
Y si eso incluye a Legionarios de Cristo insitución...
Parece ser que Benedicto XVI piensa que el daño que le haría a la iglesia no reconocerlo sería mayor que el que le haría reconocerlo; e incluso incluir de nuevo en los concilios futuros la discusión de si el voto de castidad puede ser voluntario y no obligatorio, como lo recomendaba San Pablo (“Más vale casarse que quemarse”).
Hans Küng, como Pierre Theilard de Chardin y otros teólogos católicos críticos, fue amablemente expulsado de la academia universitaria por cuestionar teológicamente la infalibilidad papal.
Hoy el Papa no es infalible y sin embargo la tierra se mueve.
Pensándolo bien... ¿Revisará la Iglesia Católica lo que es ‘contra natura’ y lo que no lo es, así sea más de mil años después?
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jueves, 4 de marzo de 2010
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