domingo, 28 de noviembre de 2010

Celos estadísticos (VC) - 27NOV10

“Si usted está sola y buscando pareja y no quiere pelear constantemente con su media naranja por problemas de celos, los científicos le recomiendan que no elija un brasileño. El equipo de investigadores de la Universidad de Sunderland, en el Reino Unido, descubrió (entre otras cosas) que los brasileños son los hombres más celosos del planeta, los japoneses los menos celosos y que los suecos (hombres y mujeres por igual) son los más preocupados por el sexo.

“Es común afirmar que los hombres son más proclives a los celos por motivos sexuales corporales y que las mujeres, en cambio, tienden a sentirse celosas si sus parejas establecen lazos emocionales con otras mujeres. Los psicólogos no han establecido aún si esto es natural (inherente al sexo) o es mayormente una influencia cultural.

“El estudio efectuado en Sunderland cree que lo natural es más importante. Según este equipo, los hombres quieren saber si su rival era ‘bueno en la cama’, mientras que las mujeres preguntan si su pareja está enamorada de la otra mujer. Quienes favorecen la teoría de que los celos son parte de la naturaleza humana creen que esto puede ser así porque los hombres nunca tienen la certeza absoluta de que su hij@ es realmente su hij@ [como las mujeres]; de lo que se desprende que no quieran que su mujer tenga relaciones sexuales con otro hombre. Y la mujer, como invierte tanto tiempo y energía en gestar y criar un niño, no quiere perder el tiempo con una pareja que se enamora de otra mujer.” [BBCMundo.com, 2003-07-08]

Los celos, esta emoción implícita en toda relación afectiva, esa sensación de estómago revuelto, de locura temporal, de rabia primitiva, de ganas de matar, de deseo de venganza... es la principal causa de la separación de las parejas; y podríamos decir que de todo tipo de pareja: heterosexual, homosexual, fraternal, amistosa, intelectual, política, deportiva, empresarial... cualquiera.
El fenómeno opera cuando “mi objeto amoroso obtiene placer de una fuente que no soy yo”; y las causas más profundas yacen donde los instintos básicos opuestos (agresivos y eróticos) se confunden en un abrazo que impide discernir entre uno y el otro.

Pero los celos ¿son amor o son odio? La respuesta obvia es que son ambas cosas. Además los celos son un asunto de poder y pasan por la propiedad. Desde la era cavernaria, el líder del clan posee el poder sobre las mujeres de la cueva. La ley del padre no tarda en expulsar a los hombres más jóvenes que lo amenazan y Edipo confirma así al incesto como la prohibición por excelencia de la civilización.

Por tanto, se da la exogamia: los hombres deberán salir de la cueva a escoger a su pareja de otra cueva, alguien que ‘ni de la familia es’, que tiene otra manera de ver el mundo y con ella deberá formar la nueva célula de reproducción de la especie.

Pasarán milenios antes de que la monogamia arribe a la moral de la propiedad.

En todo caso, la pareja está sobredeterminada por un acto de apropiación y los sentimientos de celos asociados a tal propiedad dependen de lo que la amenace.

Por supuesto, la aproximación antropológica y psicoanalítica a los celos no son las únicas posibles, pero dejaremos a las otras maneras de estudiarlo para después.

Por lo pronto, de acuerdo con la encuesta: los brasileños hacen demasiado tango, los japoneses mienten y los suecos cayeron en su propia trampa.
http://jperezrobles.wordpress.com; VC101127Celos.docx ;12:55;2883Car

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