Era difícil que el PAN mantuviera la pureza que tenía antes de ser gobierno, cuando conformaba una oposición impoluta, ajena a las tentaciones de la carne.
Al llegar al poder, los panistas dejan ver que son tan concupiscentes como los priístas, afirma la politóloga Soledad Loaeza (DF, 1950), ganadora este año del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de ciencias sociales.
El problema no es ser panista o priista, sino honesto. Pero no hay la menor duda de que el PAN, en su contacto con el poder, se ha transformado. Pecaron de desconfianza en las instituciones.
Al estudiar al PAN me fui adentrando en lo que podríamos llamar el corazón del conservadurismo mexicano, que es muy grande, porque es panista y priista, y en una de ésas, hasta perredista. El conservadurismo mexicano es un fenómeno muy amplio porque somos una sociedad a la que no le gustan los cambios bruscos, le tememos mucho a la desestabilización, somos en extremo cautelosos.
“Ha habido de parte de los gobiernos panistas una falta de respeto a las reglas de funcionamiento de las instituciones administrativas; han colonizado la administración pública con militantes del partido y eso no ha sido una buena idea, pues hay mucha improvisación. Un funcionario público se forma después de años de experiencia y con la experiencia administrativa.
Respecto de la violencia que se vive en México, Soledad Loaeza considera que se trata del reflejo de “la debilidad institucional de los aparatos de seguridad y de justicia.
“Son instituciones que en el priismo tampoco se desarrollaron plenamente, porque también en esa época vivíamos al arbitrio de las decisiones del poderoso o del Ministerio Público, quienes utilizaban la ley como mejor les convenía; estamos en una situación bastante similar.
El Estado mexicano está en estos momentos en una circunstancia adversa. No es un Estado fallido, es un Estado débil, y los gobiernos panistas, en particular el de Vicente Fox, contribuyeron mucho a ello, concluye Soledad Loaeza. [Mónica Mateos-Vega, La Jornada, 2010-11-24]
El asunto es que la percepción del país, sea como resultado de encuestas superficiales o de las investigaciones académicas serias (como el trabajo de años de Soledad Loaeza) sigue siendo radicalmente diferente a la declarada por los hombres y mujeres de las cúpulas, desde sus respectivos feudos del poder público y privado.
Eso solo puede significar que alguien está siendo profundamente deshonesto consigo mismo: o quienes tienen esos feudos de poder o los ciudadanos.
Si son los poderosos, entonces están mintiendo sistemáticamente a sus gobernados y/o a sus clientes, por razones de una seguridad nacional que no funciona y/o por simple codicia personal.
Pensándolo bien... Pero si el deshonesto es el ciudadano común como usted, entonces guardo silencio y nos merecemos lo que nos caiga encima.
http://jperezrobles.wordpress.com/blog; PB101124SoledadL.docx; 18:19; 2508Car.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
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