En la estructura de los celos debe haber tres personas involucradas como mínimo. La envidia solo necesita dos.
En los celos el sujeto desea lo que el objeto desea y quiere ser incluido, no excluido. Empezó cuando fue sacado del cuarto con todo y cuna y se le mandó a su propio cuarto; continuó cuando una puerta cerrada lo/la dejaba como tercero/a excluido/a; y termina cuando sale al mundo a formar su propia pareja, donde pretenderá repetir todo el ciclo desde una nueva perspectiva del triángulo que se repite cada generación.
El envidioso no quiere tanto el auto último modelo del vecino, lo que quiere es rayarlo. La envidia no es excluyente, es destructiva y ya. Es un asunto mío, y se socializa solo entre yo y otro, con quien puedo o no tener una relación. La envidia no necesita triángulo.
Los celos dividen a la humanidad en dos: los que son celosos y los que lo niegan. El asunto es que los celos son diferentes dependiendo de su intensidad: (1) Los celos infantiles y su correlato en la adultez son generalmente soportados en silencio por la persona que los siente; no necesariamente los expresa; (2) los celos culturalmente impuestos, como en el machismo, o los heredados durante la formación de carácter en familia, se tienen que expresar y pueden ser un problema, pero no es irresoluble; (3) los celos patológicos son como la paranoia y la perversión: difícilmente tienen remedio; si no llegan a la separación, terminan en demencia, en violencia, o en ambas.
En los casos ‘normales’ de celos hay sufrimiento, pero en los peores casos es un infierno; en todo caso, lo único que puede sacar a la persona celosa de su miseria espiritual, es su capacidad para reemplazar la actuación obsesiva celosa con un buen grado de autonomía basada en la construcción de recursos intelectuales que produzcan un Yo independiente con amor a sí mismo. (Quien le diga que eso es fácil, le miente).
Los celos pueden partir de un simple acto de apropiación del objeto amoroso, con o sin su consentimiento; y si se dejan progresar conducen a una relación sadomasoquista destinada a sacrificar al amor en nombre de una fidelidad frustrante y frustrada.
Pensándolo bien... O sea: Una pareja perfecta... y vacía.
http://jperezrobles.spaces.live.com/ ; PM101126CelosEnvid.docx ;12:38;1945Car
domingo, 28 de noviembre de 2010
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