lunes, 8 de noviembre de 2010

Fármaco-dependencia del gobierno - 8NOV10

Por intereses económicos sin escrúpulos (como si los intereses económicos tuvieran escrúpulos) los fármacos en México se venden sin receta médica, con la sola excepción de los psicofármacos; los medicamentos se pueden comprar en este país con la misma libertad con la que se compra un chocolate.

Esta semana la secretaría de Salud pidió a los productores que voluntariamente dejen de incluir la fenilpropanolamina en los antigripales, dado que en la Universidad de Yale encontraron una correlación positiva entre esta substancia y las hemorragias cerebrales. Y también se hizo un llamado a la población para que deje de consumir 53 medicamentos antigripales que contienen esa substancia.

Uno de los escasos antecedentes de retiro del mercado de un medicamento fue el del Enterobioformo, un devastador de la flora y fauna intestinal que se usaba para cualquier malestar gastrointestinal años después de haber sido retirado del mercado norteamericano; y hoy en día en México se siguen vendiendo fármacos como el Contac-X, un agresivo vasoconstrictor contraindicado en hipertensos, a pesar de estar prohibido desde hace años en EU y Canadá.

No existe una justificación de que el gobierno mexicano necesite pruebas nacionales para ver si un medicamento daña a la población o no, sabiendo que en Canadá y EU, países de incuestionable desarrollo científico y tecnológico, ya ha sido retirado del mercado y pudiendo solicitar la información de gobierno a gobierno.

La salud pública no es un asunto de soberanía nacional, ni de criterio político o de comercio exterior. La salud pública es un asunto científico y un derecho de la humanidad y no debe estar sujeta a una política regional de ningún gobierno del mundo.

Los gobiernos deben aplicar criterios racionales, científicos y universales a la industria y al comercio de fármacos en lugar de establecer relaciones sospechosas de corrupción de ambas partes.

Los gobiernos no pueden (es más, no deben) confiar en la ética de las compañías productoras de fármacos por su obvio conflicto de interés: producen substancias para la salud, pero también producen utilidades; y en estas circunstancias no es difícil voltear para otro lado cuando los efectos secundarios hacen literalmente peor el remedio que la enfermedad.

Si un medicamento está prohibido en China, debe prohibirse aquí y viceversa; con mayor razón si está prohibido aquí cerca en Canadá o EU.

Es una soberana estupidez (en su doble sentido) esperar un estudio local para su prohibición.

Y por supuesto, es inmediatamente sospechoso de corrupción. [JPR, PB, 2000-11-09]

Es curioso, 10 años después se aprobó una ley que obliga la receta de los antibióticos en general, sin tener la infraestructura para su aplicación práctica y en medio de una escasez (natural o provocada, no hay pruebas) en el IMSS.
Pensándolo bien... ¿Gajes de la pobreza nacional o sostenimiento de la corrupción?
http://jperezrobles.wordpress.com/blog; PB101108Farmacos.docx; 17:12; 2566Car.

No hay comentarios: