Lo que sucede es que creyeron que la infalibilidad democrática la daba el éxito de la bolsa de valores.
Lo que pasa es que creyeron que eran los líderes de la democracia por ser los líderes de la guerra.
Creyeron que la democracia se lograba entregando los puestos de gobierno a los hombres más experimentados... ¡en hacer negocios!
Creyeron que bastaba con decir que cada cual tenga su changarro; que el federalismo era que cada estado hiciera la mapachada que le diera la gana; que la libertad de prensa era dejar que los medios creyeran que ellos decidían quién ganaba una elección.
Creyeron que bastaba con combatir la corrupción en los lugares pobres y no en los ricos donde la estadística de la impunidad es baja porque ahí el delito de cuello blanco es el que reina; mientras que en los lugares pobres los pobres van a la cárcel por cualquier cosa y los ricos compran un juez con cualquier cosa, excepto cuando haya una motivación política de por medio, porque ahí sí todo mundo es ‘legal’ hasta la ignominia.
Ellos creían que la democracia era simplemente establecer las propias normas nacionales de protección ambiental e ignorar las propuestas desesperadas de los países del resto del mundo; o que la democracia era solo crear un Consejo de Seguridad de la ONU hecho con los triunfadores de una guerra mundial antifascista y vieja.
Se imaginaron que la democracia era prometer literalmente a todo el globo tener unos jeans, una tele, un carro y una computadora con Internet; pero dejaron concentrar la riqueza y solo unos cuantos pueden.
Pensaron que democracia era inundar al mundo con su moneda y exterminar a las otras; que la democracia era ‘dompear’ al mundo con sus granos, quebrar a los productores y luego controlar el precio desde la bolsa de Chicago.
Creyeron que la democracia tenía que ser el dominio sobre el mundo, ser el pueblo elegido, tener un destino manifiesto y el terror nuclear exclusivo para acabar con la raza humana de un botonazo.
Creyeron que la democracia era ser optimista, perseguir el sueño de grandeza personal y organizar a todo el país (y al resto del mundo) de acuerdo a una sola concepción de globalización: la de ellos.
Pobres, ellos creyeron que no necesitaban dudar de su honestidad electoral, que no necesitaban de los organismos electorales ciudadanos que sus pobres vecinos tienen, que la sospecha política era la semilla del demonio metida en la conciencia de la gente por los enemigos del ‘american way of life’.
Ahora la elección de EU está atorada en Florida bajo sospecha de corrupción electoral del gobernador Bush hermano del candidato Bush.
Pensándolo bien… Olvidaron la cosmovisión amplia de la sabiduría popular: “No todo lo que brilla es oro, ni todo lo amarillo es caca”. [JPR, PB, 2000-11-27]
http://jperezrobles.wordpress.com; PB101129Creyeron.docx ;17:47;2400Car.
lunes, 29 de noviembre de 2010
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