sábado, 2 de octubre de 2010

El Amor: otra mirada - 01OCT10 (PM)

Hay un amor escondido entre el tejido de la falsedad.

Una cultura, una civilización, que le debe su vida y su desarrollo a la represión del amor, pero que no ha podido hacerlo desaparecer.

Hay un amor escondido en medio de la agresión, la violencia y la miseria, capaz de sobrevivir a la destructividad.

Hay un amor debajo de las expresiones del malestar cultural, que espera a la primavera para germinar de nuevo y no morir.

Es un amor que ha resistido al secuestro de instituciones que no sólo se lo apropian sino que pretenden transformarlo en lo que le interesa.

Es un amor que se escapa por entre las codicias económicas que producen el comercio de los afectos, las prostituciones del alma, la compraventa de patrimonios a cambio de matrimonios.

El amor representa al instinto de vida que ha salvado a las especies a pesar de los caprichos de la geología o de los excesos de la humanidad.

No se deja morir. Se esconde tal vez; es difícil de atrapar, de construir y mantener seguramente; y no hay duda que frecuentemente sucumbe a las fuerzas cotidianas de la separación y el desamor, del duelo y del odio; pero sobrevive de los escombros y responde a la terquedad destructiva con renacimientos.

Es un amor que no se deja definir por ninguna lógica formal, por ninguna academia científica, por ninguna iglesia y mucho menos por la ideología de un partido, se escabulle de tales intentos de cuadricularlo.

Lo más cerca que la inteligencia humana ha estado de su concepción, es en el poema y la canción; pero sólo cerca y por algún tiempo glorioso, cosa que sentimos en ciertos movimientos del alma.

El amor no es un mártir, simplemente porque está al servicio de la vida, no al servicio de la muerte, ni la destrucción, ni la brutalidad o de otras funciones de la civilización con la que obviamente antagoniza.

El amor es subversivo, por tanto no le cae muy bien a la cultura dominante. Es un poco excéntrico y loco cuando se enamora, pero eso pasa pronto; y después de ese período de gestación, a veces, pocas veces, florece y dura.

Y aunque le sorprenda, ese amor vive hasta en usted que lo creía muerto. Vive mientras usted viva, a pesar de todo.

Pensándolo bien... Eso solo se sabe a ciencia cierta el mismo momento en que le pierde el miedo a dejarlo nacer de nuevo...
http://jperezrobles.spaces.live.com/ ; PM101001Amor.docx ;12:28;1989Car.

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