La muerte aparece en el universo en el mismo instante que aparece la vida: nacen juntas; la vida eterna sólo se logra pasando primero por la muerte.
Todas las religiones hablan de la vida eterna, pero todas necesitan cumplir con una pequeña condición: necesita usted morirse primero.
Mientras dura la vida del individuo singular, la muerte pierde todas las batallas, excepto una.
Para la psicología profunda, la vida eterna es una fantasía inconsciente; en el fondo del alma el ser humano se cree inmortal, y no se puede ni siquiera soñar concretamente muriendo, es incapaz de concebirse en el acto de morir.
Como usted lee en las solapas de cualquier librito de superación personal en el súper, la vida y la muerte aparecen como enemigas irreconciliables, en falacias armadas para reactivar nuestras ideas mágicas, en la embriagante sensación del poder omnipotente de la mente.
La idea del poder de la mente, es una manera de negociar con nuestro pensamiento mágico infantil que todavía pulula en el espíritu aún en la adultez; y la aplicamos a nuestra relación con los fenómenos naturales, culturales o sociales, todos exteriores al Yo interno. Creemos que podemos tener una relación mágica con la naturaleza que interactúe directamente con ella. Es lo que pensaba el hombre primitivo cuando un rayo caído sobre cualquier árbol era un dios que venía a premiar o castigar al pobre sujeto, así como dijo el brujo de la tribu.
En realidad, la vida y la muerte son componentes inevitables de la biología. La vida aparece en el universo como una negación de la ley de la entropía, por la que todas las diferencias de energía potencial tienden o buscan vasos comunicantes que los lleven a un estado de reposo o equilibrio, como el río al mar o el rayo a la tierra.
La materia organizada, o viva, contradice esta ley y evoluciona hacia la formación de unidades cada vez más amplias y complejas en un proceso contrario a la entropía y que todavía no termina; se interrumpe en cada singularidad, pero se reproduce en la especie.
El ser humano es simplemente el paso más avanzado del proceso evolutivo de la vida en esta parte del universo; a pesar de las muestras de autodestrucción individual y masiva que caracteriza a esta especie.
En nombre de la supervivencia, lo que supondría estar a favor de la vida, el hombre como especie es capaz de acabar con sus propias fuentes de vida (en tierra, mar y aire). No hay una contradicción más clara para mostrar la interacción entre la vida y la muerte.
Sin embargo, al final de todo, dejar de negar sistemáticamente la muerte personal como lo que es: la interrupción de la propia vida, resultaría una mejor manera de valorar esta vida y por tanto enriquecerla.
Pensándolo bien… En lugar de pasar una vida secuestrada por la muerte.
http://jperezrobles.spaces.live.com/blog/; PB101029Muerte.docx ;18:47;2410Car.
viernes, 29 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario