domingo, 24 de octubre de 2010

La Pareja (Web) - 23OCT10

La pareja en estos momentos en nuestra cultura es un camino de sufrimiento y también de conocimiento. Lo importante es que no sólo haga de espejo de nuestra imagen sino también que nos devuelva una referencia de cómo vivimos nuestro mundo emocional, que nos ayude a reconocer el vínculo que nos alimenta, a valorarlo, a confiar en la emoción y en su parte temida, el dolor. Debemos apostar por el sentir, sabiendo que cada vez somos más complejos y más vulnerables. Nuestros umbrales de dolor cada vez están más malcriados, pero depende de nosotros apostar por lo que realmente nos llena, por las raíces, por dar estabilidad al árbol.

La pareja llena una necesidad. Para nuestros egos tan aislados el refugio amoroso del vínculo es agua bendita. Pero cuando trozos de nuestras fronteras se confunden con el otro, se friccionan, se empujan, se limitan, empiezan las patologías conyugales. Hay parejas que funcionan como si fueran una sola persona, donde no se reconocen a través del otro sino que se pierden en el otro. También están las parejas enquistadas en luchas de poder, porque se están defendiendo constantemente de la invasión afectiva, como si el otro quisiera neutralizar su individualidad. Otras veces la lucha es puramente un intento de apuntalar los propios puntos de vista en el seno de la pareja dejando lo afectivo escondido dentro de cada uno.

Tenemos dos ejes que tejen las diferentes patologías, desde dos mentes frías y convenientes que se juntan por pura logística, hasta los apasionados te odio-te amo de las relaciones autodestructivas. Lo que determina en gran medida estos ejes son los sistemas límbico y cortical del cerebro. Si funcionan en un difícil pero posible equilibrio hay un reconocimiento, aceptación y regulación de las emociones, pudiendo dar una satisfacción adecuada a las necesidades límbicas de apego, amor, seguridad, fusión, dependencia, contacto, protección.

Compaginado este compendio de necesidades del corazón con las necesidades del sistema cortical de satisfacer el ego, es donde pueden desarrollarse parejas equilibradas, las personas que a través del amor al otro se cuidan a sí mismas, las personas que reconocen su propia fragilidad y valoran la presencia del otro, las personas que reconocen que las demandas de su ego no son las mejores para el bien común, son personas con más posibilidades de que se estabilicen en una relación.

Hemos intentado explicar cómo el individualismo en la cultura ha creado una construcción que llamamos ego, que tiende a su propia satisfacción y no reconoce las necesidades profundas y emocionales de la persona y por lo tanto tampoco reconoce la comunicación límbica como soporte de una relación de pareja. Por otro lado también tenemos las dificultades propias de cada persona de amar y ser amados según hayan sido sus experiencias tempranas, con el agravante de que en nuestra sociedad el dominio del individualismo ha mermado la presencia y la capacidad de amar de los padres, con lo que las nuevas generaciones se están desarrollando con un sistema límbico mal regulado y que buscarán pareja con la misma resonancia a la que se acostumbraron.

Que el sistema límbico está mal regulado es evidente en la cantidad de ansiedad y depresión actual. Sociedades más primitivas mantienen costumbres que son más sanas para este sistema emocional. Es prioritario a nivel social y a nivel individual hacer un cambio hacia la integración de estos dos mundos. La ambición del ego y del sistema cortical deben reconocer las necesidades y fragilidades de nuestros antecedentes filogenéticos, esto supone bajar de la mente al cuerpo, empezar a ser cuerpo y sus sensaciones, empezar a confiar en lo que la sabiduría milenaria de nuestra especie nos expresa a través de nuestro cuerpo y darle a la cultura y a la demanda social un papel de igual importancia a la de nuestros instintos. El ego siempre ha querido conquistar el espacio mientras sus hijos lloraban, y cuanto más llanto más lejos se quiere ir. El mejor antídoto que se conoce para el ego es la humildad

Y acabo con una cita del libro que me ha inspirado en estas líneas: "Una teoría general del amor" (Lewis, Amini, Lannon). Tres psiquiatras americanos han sintetizado de una forma global el conocimiento que se tiene actualmente del amor desde un enfoque científico humanista. “Como amar es una influencia fisiología recíproca, supone una conexión más profunda y literal de lo que muchos creen. La regulación límbica permite que los amantes tengan la capacidad de modular las emociones, la neurofisiología, la función inmunitaria y hormonal, los ritmos del sueño y la estabilidad del otro” “El mito imperante que más llega a los oídos contemporáneos es éste: las relaciones son al cincuenta por ciento. Cuando una persona hace algo bueno por otra, tiene derecho a recibir algo igualmente agradable, cuanto antes mejor, según los dictados de esta ciencia errónea. La fisiología del amor no es un trueque. El amor es una regulación mutua simultánea, donde cada persona satisface las necesidades del otro, porque nadie puede satisfacer las propias por sí mismo. Este relación no es al cincuenta por ciento, es al cien por ciento”. [Xavier Colli i Viola] [http://www.concienciasinfronteras.com/PAGINAS/CONCIENCIA/parejaycultura.html]

http://jperezrobles.worldpress.com; VC101023ParejaWeb.docx ;13:18;4529Car.

No hay comentarios: