Más allá del exceso verbal, la declaración presidencial constituye una violación a las normativas legales vigentes en materia electoral, que prohíben expresamente el uso de propaganda negativa y los pronunciamientos de los gobernantes en favor o en contra de personajes o partidos políticos.
Flaco favor hace Calderón a su imagen personal y a la de su gobierno cuando por un lado reclama el cumplimiento de la ley y el respeto al estado de derecho, y por el otro exhibe (como indicó el consejero electoral Baños) una falta de disposición para sujetarse a ordenamientos legales.
Pero lo más preocupante de estas declaraciones es que con ellas Calderón Hinojosa profundiza una fractura política y social originada en el turbio y cuestionado proceso electoral de 2006.
Por añadidura, el gobernante desvirtúa sus constantes llamados a la unidad de todos los mexicanos.
Antes de afirmar que el político tabasqueño hizo un daño terrible a México con su campaña de rencor y de odio antes y después de las elecciones, el jefe del Ejecutivo tendría que recordar que fue más bien el equipo de la campaña presidencial panista el que intoxicó, hace cuatro años, el ambiente político; que lo hizo mediante una virulenta campaña propagandística, ideada y operada bajo la asesoría del publicista Antonio Solá, y que aquella campaña, que sembró la discordia entre el electorado y alimentó la crispación y la polarización en la sociedad, tenía precisamente como frase rectora la que atribuía a López Obrador el ser un peligro para México.
En democracia, una tarea fundamental de un jefe de Estado es distender las confrontaciones y propiciar la construcción de consensos nacionales.
Con los señalamientos formulados anteayer, en cambio, Calderón se ubica como factor de tensión y confrontación nacionales, merma, con ello, su propia autoridad y credibilidad, y profundiza el déficit de legitimidad que su gobierno arrastra de origen. [Editorial, La Jornada, 2010-10-07]
Ah caray, este lenguaje más bien sereno, justo y parsimonioso en letra de La Jornada, que por menos que esto se le ha ido a la yugular sin misericordia alguna a los políticos que se van de la lengua en sus declaraciones contra representaciones sociales de la izquierda, usando la diatriba y el insulto, habla de algo mucho más serio.
¿Querrá decir acaso que, lo que era un exabrupto ingenuo de Calderón en la radio, resulta ser algo mucho más serio que lo que pensábamos?
Uy, pues ahora tendremos qué buscar otros usos para la frasecita del peligro, porque esta vez salió como la carabina de Ambrosio.
Pensándolo bien... Por ejemplo, ver si no será la enorme desproporción entre la grandeza de esta nación y la pequeñez mental de quienes dicen que la mandan, lo que ha sido, y todavía es, el verdadero “peligro para México”.
http://jperezrobles.wordpress.com/blog; PB101007Calderon.docx; 17:34; 2492Car.
jueves, 7 de octubre de 2010
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